La conducción del pensamiento: ¿alas o grilletes?
La tradición popular enseña que “el pensamiento es fuerza”. Luego, queridos amigos que me leen con atención: mentalicemos en todo instante lo mejor posible, es decir, el Bien para los otros y para nosotros. Si tenemos siempre buen ánimo, las benéficas consecuencias serán patentes, en la medida en que nos sentiremos fortalecidos por la Divina Autoridad de Jesús, que jamás se desanimó ante las adversidades y nos inspira a vencerlas con Él.
André Luiz y Chico Xavier
En el libro En los Dominios de la Mediumnidad, el Espíritu André Luiz, por intermedio del sensitivo Chico Xavier (1910-2002), registra un valioso esclarecimiento de un mentor espiritual respecto a la importancia de educar nuestra mente en conformidad con la senda correcta del Amor de Dios:
Vigilemos nuestro pensamiento purificándole con la práctica incesante del bien, para que así arrojemos de nosotros los grilletes que amenazan encadenarnos a los oscuros procesos de vida inferior.
Es en la fragua misma de la idea que se forjan las alas de los ángeles y las cadenas de los condenados.
(...)
¡Amigos míos, creedlo!...
El pensamiento puro y operante es la fuerza que nos impulsará del odio al amor, del dolor a la alegría, de la Tierra al Cielo...
¡Busquemos la conciencia de Jesús para que nuestra conciencia refleje Su perfección y Su belleza!...
Sepamos reflejar Su gloria y Su amor, para que la luz celeste se manifieste en nuestras almas, al igual que el esplendor solar se extiende sobre el mundo. (Las negritas son nuestras.)
¡Qué así sea! Por esto, en la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo, cultivamos la Sintonía Triple con Jesús: la del Buen Pensamiento, la de la Buena Palabra y la de la Buena Acción.
Antoine de Saint-Exupéry
El aviador y escritor francés Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944) advirtió a quien lo quisiese escuchar: “Eres responsable para siempre de lo que has domesticado”.
Esas palabras del autor de El principito son una seria advertencia a los seductores irresponsables.
Ante esto, solo un loco hará la siembra del mal, de que desesperadamente se arrepentirá después.
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