Amar es una Oración

Reprodução BV

Reprodução BV

La Oración no es el refugio de los cobardes ni de los ociosos. Ella nos eleva, el trabajo nos realiza. El papa ora, el dalái lama medita, Chico Xavier (1910-2002) oraba, los rabinos entonan sus súplicas, los evangélicos cantan sus alabanzas a Dios, los islámicos recitan el Sagrado Corán… ¿Qué es la Oración, sino el Amor que se dispone a grandes hechos? Un hermano ateo, cuando medita y practica un acto que beneficia a la colectividad, está orando. En mi libro Crónicas y Entrevistas (2000), escribí que orar y meditar se asemejan. Rezar no es una acción simplemente figurativa. Es el más fuerte instrumento que la esencia humana, el Capital Divino, posee. Como escribió el monje alemán Tomás de Kempis (aproximadamente 1380-1471), en Imitación de Cristo: “Sublime es el arte de conversar con Dios”.

Vivian R. Ferreira

Para evitar que las naciones vomiten

En estos tiempos de mundialización, en que muchas fronteras caen principalmente sobre las cabezas de las poblaciones más pobres, el pueblo busca un rumbo seguro para la existencia, regida por fuerzas opuestas. No siempre el destino que les brindan es el mejor de todos. Y la historia se repite en la sumatoria de frustraciones que pueden desembocar en un movimiento incontrolable de masas. Las naciones también vomitan.

Entonces, buscan el aliento para sus dolores en la violencia o en lo Invisible. Sin embargo, como muchos se acostumbraron a una visión limitada del Poder Espiritual, a menudo elevan su oración a un dios antropomórfico, que no les responde, porque no existe. Y así se frustran.

Arquivo BV

Creo que hasta Karl Marx (1818-1883) proferiría su oración, como una poderosa herramienta psíquica para el fortalecimiento de la mente y como un factor de estabilidad ante los dramas personales y familiares, que todos enfrentamos. A pesar de la convicción de algunos, el creador del marxismo también era un ser humano, preocupado a su manera por los problemas sociales. Con certeza, el polémico autor de El Capital meditaba acerca de sus ideales. Sabiéndolo o no, de cierta forma oraba.