El racismo es obscenidad

Fuente: revista BUENA VOLUNTAD, edición 248 (en portugués), de julio de 2020.

Desde la noche del 25 de mayo, cuando el guardia de seguridad negro George Floyd fue muerto asfixiado con la rodilla de un policía presionando su cuello, en Minneapolis, en el estado norteamericano de Minnesota, una ola de manifestaciones contra el racismo y la violencia policial se extendió por una gran parte de las ciudades del país.

La campaña Black Lives Matter (en español, Las vidas negras importan), que se estaba difundiendo desde 2013, repercutió más intensamente en las redes sociales de todo el planeta, uniendo a los más diversos pueblos en torno a ese clamor por el fin de la violencia contra las comunidades negras.

Esta es una advertencia contundente que se debe siempre mencionar. El 1 de febrero de 1987, en el diario Folha de S.Paulo, el periodista, conductor de radio y escritor Paiva Netto, Director Presidente de la Legión de la Buena Voluntad (LBV), publicó un artículo titulado “El racismo es obscenidad”.

Este clamor resonó en los medios de comunicación incluso antes que se oficializara la Constitución brasileña de 1988, que caracterizó el racismo como un delito.

En aquel entonces, él llamaba la atención de todos para que se unieran en la defensa de una sociedad antirracista, libre de cualquier tipo de prejuicio, pues somos todos, en esencia, Espíritu y, por lo tanto, hijos del mismo Dios. A raíz de la fuerza y actualidad de las palabras del dirigente de la LBV, reproducimos, en esta edición, su importante texto, añadiendo nuevos comentarios del autor.

¡Buena lectura!

Los editores

Vivian R. Ferreira

Paulo Parisi

La lucha contra la discriminación racial siempre ha sido un punto importante en nuestras prédicas durante las transmisiones en los medios de comunicación de la Buena Voluntad. Esto motivó a una serie de entrevistas que concedí a la prensa, como por ejemplo la realizada por mi añorado amigo Paulo Rappoccio Parisi (1921-2016), el 10 de octubre de 1981. En esa ocasión, me preguntó: “¿Usted cree que el racismo ya ha sido superado en nuestras fronteras?”.

A lo que respondí: Absolutamente, no. El racismo continúa cruel en Brasil, aunque aquí se presente de modo oculto, si se lo compara con el régimen de segregación en Sudáfrica (estábamos en 1981). A pesar de la inmensa lucha de los abolicionistas, la esclavitud no terminó, en varios aspectos. (...)

El racismo es obscenidad (así como los prejuicios sociales, de género, religiosos, científicos o de cualquier otro tipo). Eso mina no solamente los esfuerzos de los negros, sino de los blancos pobres, de los indígenas, de los inmigrantes... Se trata también de una discriminación social. La ausencia del espíritu solidario está minando a la humanidad. Es necesario erradicar el racismo de una vez por todas, porque desde de su interior vienen todos los tipos de persecución más oscuros que dificultan el establecimiento de la Paz en el planeta. Todos unidos, sin desanimarnos, tenemos que cambiar este vergonzoso cuadro. Estamos en contra del racismo, porque luchamos, sobre todo, por la dignidad del ser humano.

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Salida ideal para Brasil

En el libro El Capital de Dios, uno de mis próximos lanzamientos, en el capítulo “Naciones anglosajonas y mestizaje”, al ser entrevistado por el conductor de radio Paulo Vieira, en el programa Jesiliel e os seus sucessos, en la Radio Estéreo Sul, de Volta Redonda (Brasil), el 5 de abril de 1991, recuerdo que expresé un punto de vista que defiendo desde mi adolescencia:

Una salida para Brasil comienza por la necesidad de confiar en sí mismo. El día en el que dejemos de restringirnos al simple estatus de copiadores y parar con esa conversación de que nuestro país es así porque es el resultado de un mestizaje de negros, europeos e indígenas, nos levantaremos de la “cuna espléndida” y no habrá nadie que nos pueda hacer perder el ánimo.

Sergio Souza_unsplash

Brillante mestizaje

Dicen por ahí: “¡Las naciones anglosajonas, las germánicas, las no sé qué, son formidables! Mira cómo son hoy las que colonizaron”.

Pero sucede que, en la época de Roma, los anglosajones eran considerados inferiores, al igual que los germánicos. La Galia, actualmente Francia, era un atraso. Y, no obstante, aquellos pueblos progresaron. Tuvieron tiempo para esto (y supieron aprovecharlo bien). Es necesario derrumbar ese absurdo, que incluso parece como una preparación que no se sabe de dónde viene, ¡¿o si lo sabe?!... A cada momento, usted encuentra a un distraído expresando esa enormidad, incluso fomentando la derrota brasileña: “¡Mira, no hay arreglo! Somos todos una condenada etnia, un mestizaje de blancos, indígenas y negros”.

No creo en esto y protesto contra esa burla suicida. Los que creían que no podría surgir, en las regiones subecuatoriales, una civilización respetable, también estaban equivocados, porque nuestra patria, a pesar de todos sus problemas, avanza (aunque no lo parezca) contrariando esa idea.

Este hecho se comprueba en el resultado de un estudio divulgado por el Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA, siglas en portugués), que señala el fenómeno de “oscurecimiento de la población brasileña”. En un reportaje publicado por la Agencia Brasil, el 20 de noviembre de 2008, el Día de la Conciencia Negra, encontramos: “la investigación indica que cambios en la manera de pensar de las personas y no elementos de carácter demográfico son los responsables de casi todo el cambio. (...) De acuerdo con la publicación ‘Desigualdades Raciales, Racismo y Políticas Públicas 120 años después de la Abolición’, hasta el inicio de los años 1990, la población negra venía aumentando de modo ‘relativamente lento y vegetativo’, por medio de una tasa de fecundidad un poco más alta para negros y pardos, además del hecho de que descendientes de matrimonios de negros y blancos tienen mayor probabilidad de tener hijos pardos. Ya en algún momento entre 1996 y 2001, empieza un proceso de cambio en la manera de cómo los brasileños se ven. Durante el período, según el IPEA, las personas comienzan a tener menos vergüenza de identificarse como negras y dejan de ‘blanquearse’ para legitimarse socialmente”.

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Marina de Mello e Souza

En una entrevista al programa Conexión Jesús: El Ecumenismo Divino, emitido por la Super Red Buena Voluntad de Comunicación (radio, televisión e Internet), la profesora Dra. Marina de Mello e Souza, libre docente en Historia de África e ilustre profesora del Departamento de Historia de la Universidad de São Paulo (USP), presentó un interesante análisis, después de una explicación minuciosa sobre la historia de ese bellísimo continente, tan importante para el equilibrio mundial: “Mi sabio padre, ya fallecido, decía: ‘En Brasil, está el blanco brasileño y negro brasileño’. Es decir, aquí nosotros no tenemos ni blanco ni negro, porque si ponemos a un negro brasileño al lado de un negro africano, veremos cuánto de mestizaje hay allí. Entonces, un blanco brasileño, al conocer la historia del continente africano, en lugar de querer ocultar su herencia africana, querrá decir: ‘¡Vean! ¡Yo también formo parte de eso!’. Lo que veo en mi aula es un cambio cristalino en la fisonomía del alumno entre el primer y el último día de clases, porque nosotros revelamos una riqueza que es completamente desconocida y, con esto, se abre la posibilidad de la autoestima”.

He aquí, Brasil es una nación de etnias mezcladas, cuya supervivencia debe ser plenamente reconocida y vivida en su brillante mestizaje. Justamente porque en ella está su fuerza.

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Brasil es una sociedad globalizada

Volviendo la mirada hacia nuestro país —conforme escribí en mi libro Crónicas y Entrevistas (2000)—, que está lleno de descendientes de inmigrantes y migrantes con esperanzas de que finalmente se integren en lo mejor de su tejido social, se confirma la evidencia de que tiene uno de los más extraordinarios pueblos del mundo, y con características privilegiadas, por su fantástico mestizaje. Él es una sociedad... globalizada...

Mezcla de etnias

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Euclides da Cunha

El periodista, profesor, historiador, ensayista e ingeniero fluminense Euclides da Cunha (1866-1909), destacado mestizo brasileño, fue un gran entusiasta de la Amazonía y del Nordeste de nuestro Brasil. Sus descripciones de aquella sufrida región lo consagraron con el título de mayor escritor de su tiempo y están registradas en su obra maestra Los sertones. En ella, narra los horrores de la Guerra de Canudos y logra, con esto, modificar la imagen que el sur del país hacía de la región y del hombre del campo. Es de él la famosa frase: “El campesino es, ante todo, fuerte”.

Sobre el mestizaje en la Tierra de Santa Cruz, él señaló el 15 de agosto de 1897: “Diferentes índoles, hombres nacidos en climas distintos por muchos grados de latitud, contrastando en los hábitos y tendencias étnicas, variando en las apariencias; rostros de todos colores desde el mestizo moreno hasta el caboclo cobrizo al blanco— aquí llegan y se unifican bajo el influjo de una aspiración única”.

¡Qué descripción vibrante!

Para nosotros, de la LBV y de la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo, existe una sola raza: la Raza Universal de los Hijos de Dios, los Ciudadanos del Espíritu.

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Y creemos que la obligación de la gente civilizada es entenderse civilizadamente.

José de Paiva Netto, Director Presidente de la Legión de la Buena Voluntad (LBV), es escritor, periodista, conductor de radio, compositor y poeta brasileño. Además, es miembro efectivo de la Asociación Brasileña de Prensa (ABI, siglas en portugués) y de la Asociación Brasileña de Prensa Internacional (ABI-Inter, siglas en portugués). Afiliado a la Federación Nacional de los Periodistas (FENAJ, siglas en portugués), a la International Federation of Journalists (IFJ), al Sindicato de Periodistas Profesionales del Estado de Rio de Janeiro, al Sindicato de Escritores de Rio de Janeiro, al Sindicato de los Profesionales de Radio de Rio de Janeiro y a la Unión Brasileña de Compositores (UBC). Integra también la Academia de Letras de Brasil Central. Es un autor de referencia internacional en la defensa de los derechos humanos y en la conceptualización de las causas de la Ciudadanía y de la Espiritualidad Ecuménicas, que, según él, constituyen “la cuna de los más generosos valores que nacen del Alma, la morada de las emociones y del raciocinio iluminado por la intuición, el ambiente que abarca todo lo que trasciende el campo común de la materia y proviene de la sensibilidad humana sublimada, como ejemplo de la Verdad, de la Justicia, de la Misericordia, de la Ética, de la Honestidad, de la Generosidad, del Amor Fraterno”.