Economía, Ciencia, Religión y su Ética

Fuente: Reflexión de Buena Voluntad extraída del libro “Tesoros del Alma” (2018).
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Me gusta siempre reforzar lo que escribí, al inicio de la década de 1980, en el diario Folha de S.Paulo: la Economía es la más religiosa de las Ciencias o Arte, puesto que de la Religión debe provenir la Ética, que determina el comportamiento civilizado del ser humano. No es que la Ciencia, iluminada por las luces de la compasión, no tenga, en su campo de trabajo, el mismo deber, porque, conforme amonestaba el irreverente François Rabelais (1494-1553), en Pantagruel (1532): “Ciencia sin conciencia no es más que ruina del Alma”.

Todas las facultades de Economía, y otras, deberían atreverse a estudiar por los caminos eternos del Espíritu, porque, como ya lo dije, verdaderamente el gobierno de la Tierra comienza en el Cielo.

En el libro de Job, 34:13, dos preguntas se lanzan a los moradores del planeta: ¿Quién le entregó el gobierno de la Tierra? ¿Y quién le dio autoridad sobre todo el mundo?”.

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Naturalmente, ese Donador y Creador solo puede ser una Autoridad que está por encima del género humano: ¡DIOS!

José de Paiva Netto, Director Presidente de la Legión de la Buena Voluntad (LBV), es escritor, periodista, conductor de radio, compositor y poeta brasileño. Además, es miembro efectivo de la Asociación Brasileña de Prensa (ABI, siglas en portugués) y de la Asociación Brasileña de Prensa Internacional (ABI-Inter, siglas en portugués). Afiliado a la Federación Nacional de los Periodistas (FENAJ, siglas en portugués), a la International Federation of Journalists (IFJ), al Sindicato de Periodistas Profesionales del Estado de Rio de Janeiro, al Sindicato de Escritores de Rio de Janeiro, al Sindicato de los Profesionales de Radio de Rio de Janeiro y a la Unión Brasileña de Compositores (UBC). Integra también la Academia de Letras de Brasil Central. Es un autor de referencia internacional en la defensa de los derechos humanos y en la conceptualización de las causas de la Ciudadanía y de la Espiritualidad Ecuménicas, que, según él, constituyen “la cuna de los más generosos valores que nacen del Alma, la morada de las emociones y del raciocinio iluminado por la intuición, el ambiente que abarca todo lo que trasciende el campo común de la materia y proviene de la sensibilidad humana sublimada, como ejemplo de la Verdad, de la Justicia, de la Misericordia, de la Ética, de la Honestidad, de la Generosidad, del Amor Fraterno”.