Reconocer los propios defectos es una salida para la crisis

Fuente: Reflexión de Buena Voluntad extraída de la entrevista concedida por Paiva Netto a la periodista portuguesa Ana Serra, en septiembre de 2008. | Actualizada en mayo de 2018.

Cuando anhelamos el perfeccionamiento de las cosas, es imprescindible que busquemos lo que está equivocado, comenzando por nuestro interior, ya que, si no reconocemos nuestros defectos, ¿cómo podremos corregirlos? Básicamente, tenemos que dejar de engañarnos a nosotros mismos, con el riesgo de mentirnos como protagonistas de este pensamiento de La Fontaine (1621-1695): “La vergüenza de confesar el primer error, hace cometer muchos otros”.

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La Fontaine

Ahora bien, esto se aplica a todos y a todo para la mejor convivencia global.

Tomemos como ejemplo la actual crisis. El capitalismo es una sucesión de ellas. Lo que está por exigir, ahora más que nunca, además de las medidas técnicas correctivas, una reforma que tenga como bandera la dignidad, el respeto al ser humano. De lo contrario, la próxima explosión de la burbuja será aún peor que la de la primera década del siglo XXI.

Erigir una comunidad mundial más responsable

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Gandhi

Rectificar esa nociva costumbre sería, digamos para argumentar, un categórico primer paso para erigirse, en el transcurso del tercer milenio, una nueva comunidad mundial más responsable, por lo tanto, con menos repentinas crisis, incluso las financieras y económicas —aunque posible y cíclicamente armadas y previstas, al menos por aquellos que viven para obtener unos beneficios de lo que la multitud ni siquiera imaginaba que ocurría—. Se une a esto las proclamadas desatenciones y desintereses de ciertos gobiernos en el mundo, que fomentan secuelas como la grave cuestión del desempleo; la falta de una mejor regularización y fundamentos económicos sólidos; las estimativas equivocadas de la situación económica; y las inexplicables ambición y arrogancia, que han sido la muerte de tanta cosa apreciable que ni tuvo tiempo de nacer, para orfandad de las masas. Como vaticinaba Gandhi (1869-1948), “llegará el día en que aquellos que están en la loca carrera de multiplicar sus bienes en el inútil intento de engrandecimiento (extensión de territorios, acumulación de armas, de riquezas, de poderes...) reevaluarán sus actos y dirán: ¿qué hicimos?”.

Por todo esto, prefiero primeramente confiar en Jesús, que el Mahatma, indio, pero por encima de todo universalista, tanto respetaba, así como lo hacen los Hermanos islámicos. El Cordero de Dios no trae ni entra en crisis. Para nuestra seguridad, Él nos había fortalecido, al revelar:

“Yo soy el Pan de la Vida. El que a mí viene nunca tendrá hambre, y el que en mí cree no tendrá sed jamás. (...) Yo soy el Pan Vivo que descendió del Cielo. Si alguien come de este pan, vivirá para siempre” (Evangelio, según San Juan, 6:35 y 51).

Tela: James Tissot (1836-1902)

   

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Alziro Zarur

Ahora bien, todo en este planeta puede quedar más allá del control de los hombres, pero nada escapa al comando de Dios. Sin embargo, cuando los seres humanos verdaderamente se reúnen con el intento de encontrar una solución, incluso para los más espinosos problemas, ella surge. Pero, es “necesario que haya Buena Voluntad”, como constantemente recomendaba el inolvidable fundador de la LBV, Alziro Zarur (1914-1979), siempre que no sea confundida con buena intención, de la que está lleno el infierno, como dice el pueblo.

José de Paiva Netto, Director Presidente de la Legión de la Buena Voluntad (LBV), es escritor, periodista, conductor de radio, compositor y poeta brasileño. Además, es miembro efectivo de la Asociación Brasileña de Prensa (ABI, siglas en portugués) y de la Asociación Brasileña de Prensa Internacional (ABI-Inter, siglas en portugués). Afiliado a la Federación Nacional de los Periodistas (FENAJ, siglas en portugués), a la International Federation of Journalists (IFJ), al Sindicato de Periodistas Profesionales del Estado de Rio de Janeiro, al Sindicato de Escritores de Rio de Janeiro, al Sindicato de los Profesionales de Radio de Rio de Janeiro y a la Unión Brasileña de Compositores (UBC). Integra también la Academia de Letras de Brasil Central. Es un autor de referencia internacional en la defensa de los derechos humanos y en la conceptualización de las causas de la Ciudadanía y de la Espiritualidad Ecuménicas, que, según él, constituyen “la cuna de los más generosos valores que nacen del Alma, la morada de las emociones y del raciocinio iluminado por la intuición, el ambiente que abarca todo lo que trasciende el campo común de la materia y proviene de la sensibilidad humana sublimada, como ejemplo de la Verdad, de la Justicia, de la Misericordia, de la Ética, de la Honestidad, de la Generosidad, del Amor Fraterno”.