Solidaridad con el pueblo de Filipinas

En la felicidad o en el dolor, el ser humano nunca está solo. Sabiéndolo o no, creyéndolo o no, tiene a Dios en sí. En el desierto o en el huerto, en la montaña o en el valle, en la ciudad o en el campo, si, reverente, contempla hacia lo Alto, verá una multitud de estrellas, llevando en su interior miles de miles de millones de vidas.

Con la misma Fe que Realiza la que me llevó a escribir esas palabras, después publicadas en mi libro “Cómo vencer el sufrimiento” (1990), me gustaría transmitir fraterna solidaridad al pueblo del archipiélago de las Filipinas, en Asia. Nuestros Hermanos en Humanidad padecen terriblemente las consecuencias del paso del super tifón Haiyán, el último viernes, 8/11. Alcanzando vientos de más de 300 km/h, la tormenta, considerada una de las mayores registradas en tierra firme, devastó algunas regiones del país. No es posible aún determinar el número exacto de víctimas. Las autoridades estiman miles de muertos y desaparecidos.

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LA CARIDAD, UNA HERRAMIENTA DE RECONSTRUCCIÓN

Especialistas en el comportamiento humano concuerdan que, en situaciones semejantes, cuando el dolor nos sorprende de manera tan cruel, la superación requiere una actitud de coraje. Es igualmente indispensable dejar a un lado los sentimientos de angustia y rebelión.

Para los que creen en un poder superior, en la Eternidad, les resulta más fácil aceptar y superar esa prueba. Sin embargo, incluso los escépticos pueden encontrar energía constructiva para dar un nuevo sentido a su existencia. Contamos, por ejemplo, con la caridad, la ayuda al prójimo, como emblemática herramienta de reconstrucción (...).

En los corazones de quienes quedaron, la ausencia repentina de los que volvieron a la Gran Patria de la Verdad es alivianada por la seguridad de que el Creador les proporciona una renovada condición de vida a sus seres queridos, pues los muertos no mueren. Y, donde estuvieran, necesitan de esa comprensión de los que permanecen en la Tierra. Consideremos la posibilidad de vida actuante en otras dimensiones. El Mundo Espiritual no es una abstracción.

Todos nosotros, seres humanos y espirituales, somos siempre llamados al entendimiento de las realidades más profundas, con el fin de soportar y superar los desafíos diarios.

José de Paiva Netto (1941-2025), escritor, periodista, conductor de radio, educador, compositor y poeta, Presidente de Honor y Consolidador de la Legión de la Buena Voluntad (LBV) y Líder Espiritual de la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo. Fue miembro efectivo de la Asociación Brasileña de Prensa (ABI, siglas en portugués) y de la Asociación Brasileña de Prensa Internacional (ABI-Inter, siglas en portugués), afiliado a la Federación Nacional de los Periodistas (FENAJ, siglas en portugués), a la International Federation of Journalists (IFJ), al Sindicato de Periodistas Profesionales del Estado de Rio de Janeiro, al Sindicato de Escritores de Rio de Janeiro, al Sindicato de los Profesionales de Radio de Rio de Janeiro y a la Unión Brasileña de Compositores (UBC). También integró la Academia de Letras de Brasil Central. Fue un autor de referencia internacional en la defensa de los derechos humanos y en la conceptualización de las causas de la Ciudadanía y de la Espiritualidad Ecuménicas, que, según él, constituyen “la cuna de los más generosos valores que nacen del Alma, la morada de las emociones y del raciocinio iluminado por la intuición, el ambiente que abarca todo lo que trasciende el campo común de la materia y proviene de la sensibilidad humana sublimada, como ejemplo de la Verdad, de la Justicia, de la Misericordia, de la Ética, de la Honestidad, de la Generosidad, del Amor Fraterno. Resumiendo, la constante matemática que armoniza la ecuación de la existencia espiritual, moral, mental y humana. Ahora bien, sin la comprensión de que existimos en dos planos, por lo tanto, no únicamente en el físico, es difícil que alcancemos la Sociedad realmente Solidaria Altruista Ecuménica, porque continuaremos ignorando que el conocimiento de la Espiritualidad Superior eleva el carácter de los seres humanos y, consecuentemente, los dirige hacia la construcción de la Ciudadanía Planetaria”.