La distracción humana, Dinamarca y el destino

La distracción humana sobre la propia supervivencia a veces es de espantar. Por ejemplo: la admirable película La guerra y la paz, de 1956, inspirada en el libro homónimo del célebre escritor Leon Tolstói (1828-1910), cuenta que, cuando Napoleón Bonaparte (1769-1821) y sus tropas se acercaban a Moscú, jóvenes aristócratas se llenaban de alcohol, haciendo increíbles acrobacias en las ventanas mientras se embriagaban con vodka. Y bien, a pesar de todo, el Corso perdió la guerra. Pero, su derrota comenzó desde la llegada del “general invierno”, que en el siglo XX también puso de rodillas a Hitler (1889-1945) y a Von Paulus (1890-1957). Es verdad que los rusos terminaron por adoptar la política de “tierra quemada” del ex ministro de guerra del Emperador Alejandro I (1777-1825), Mikhail Bogdanovich Barclay de Tolly (1761-1818), y el General Kutúzov (1745-1813) que sin piedad fustigó a Bonaparte hasta que lo vio fuera de Rusia el 14 de diciembre de 1812. Pero, no se puede negar que la fina flor de la sociedad zarista estuvo embriagada en la hora equivocada. 

Aunque poderosas voces proclamen el peligro que acecha sobre nuestras cabezas, aparentemente no existe aún una actitud mundial unificada convencida de la gravedad de la explosión climática que se prepara y ya nos alcanza con fenómenos sorprendentes y funestos, tales como las tempestades y tornados que están flagelando el bello Estado de Santa Catarina/Brasil — sin contar las lluvias torrenciales que desalojaron a miles y dejaron aproximadamente a 4.000 personas sin hogar en las ciudades de Duque de Caxias, Belford Roxo, Três Rios y Tanguá, en el Estado de Rio de Janeiro/Brasil. Situación semejante enfrentan los habitantes de la región metropolitana de Porto Alegre, además de otros 15 municipios del Estado del Rio Grande do Sul en Brasil.

Opiniones autorizadas, como por ejemplo la del premiado científico Paul Mayewski, Director y profesor del Instituto de Cambios Climáticos de la Universidad de Maine, EE UU, con más de 40 años estudiando la Antártida, afirman que el aumento en la temperatura del planeta acarrearía “una tremenda redistribución con relación a la agricultura. Cambios espantosos en los patrones de tempestades. El nivel del mar también podría subir muchos metros. Habría migraciones inmensas. Sería la mayor catástrofe del mundo moderno”.

En diciembre, gobernantes de varios países se reunirán en Dinamarca. Hay enormes desafíos por delante, uno de ellos la estructura económica en la que vivimos, arraigada en los combustibles fósiles, provocadores de enfermedades, ya que, entre otros males, contaminan el aire que respiramos. Sí, hay un gran esfuerzo para lograr matrices energéticas limpias. Pero, ¿será que ya estamos en un punto sin retorno? Es lo que afirma sobre el clima el Dr. James Hansen, director del Instituto de la Nasa, considerado el más destacado investigador sobre calentamiento global.

Optimismo x Realidad

Por naturaleza, soy optimista, sin embargo trato de mantenerme con la atención fija en la realidad expuesta ante todos. Bien, hace algún tiempo que ya estamos viviendo nuestro período de libertad condicional. Al Gore no es un aficionado. Su documental Una verdad inconvenientedebería haber impresionado profundamente a la población terrestre. Sin embargo, persiste una especie de sueño hipnótico que sólo no lo ven los que se encuentran reflejados en aquella clave diseñada por Jesús, en Su Evangelio según San Lucas, 17:26 y 27: “Y, como aconteció en el tiempo de Noé, así sucederá en los días del Hijo de Dios. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta que Noé entró en el arca, y vino el diluvio y los consumió a todos”.

Y aquí no hay historia de misticismo idiota o idiotizado, que es la acusación preferida de algunos que sistemáticamente niegan la existencia del intruso que intenta derrumbarles la puerta. El caso de la crisis económica norteamericana, que afectó a todo el orbe, es emblemático. El sólo hecho de tener conocimiento sobre los peligros que nos rodean no nos hace prudentes. Pobres de aquellos que se entregan al canto de las sirenas de los intereses que, tarde o temprano, se muestran genocidas. Sólo que en esta era globalizada nadie, pero nadie, está protegido de algo realmente amenazador, que ha sucedido o va a suceder en los puntos más aislados de la Tierra, si es que estos aún existen. El virus, el menor y mayor enemigo que nos asusta, hoy más que ayer, nunca encontró condiciones tan favorables a su proliferación como en estos tiempos. Su fiel amiga, Doña Contaminación, y otros compañeros menos votados lo abastecen de todo lo que necesita para instalarse en nuestro cuerpo y convertirse en difícilmente controlable por los abismos de mutaciones inconcebibles. 

De hecho, la gravedad del calentamiento planetario, con sus consecuencias fatales, agravada por la contaminación que enferma a las multitudes, pone a todo ser vivo en peligro.

La Lección de la Historia

Es fundamental mirar al pasado para defendernos mejor, ahora y en el futuro, según propone Brian Fagan, autor de El largo verano — Cómo el clima cambió a la civilización. 

Estudiosos, entre ellos Fagan, arqueólogo inglés, destacan los posibles vínculos entre los cambios climáticos y, por ejemplo, el alud mongol bajo la dirección de Genghis Khan (1165?-1227). El pueblo, nómada, necesitaba tierra fértil y agua abundante para sus animales. Los territorios semiáridos, como las estepas de Mongolia, al experimentar épocas de mucha lluvia, en virtud de las alteraciones atmosféricas, proporcionaron al Khan condiciones para fortalecer su caballería guerrera y expandirse, aplastando a quien se le opusiera.

Compromiso

De regreso al siglo XXI, en severa crisis económica (más para unos que para otros) unida al poderío bélico actual, cualquier migración se volverá más peligrosa, conforme pondere a la periodista portuguesa Ana Serra.

Esperemos atentos la 15ª Conferencia de la Convención del Clima (COP15), que se celebrará en diciembre, en Dinamarca.

La reunión, considerada por especialistas la más importante de la Humanidad desde el acuerdo post Segunda Guerra, tiene como objetivo reforzar el compromiso de los países del G8+5 de mantener el calentamiento global por debajo de 2º C.

“¿Será?”, argumentan algunos. Pero, continuemos trabajando, animando las propuestas que nuestro país llevará con la esperanza de lograr un mejor acuerdo en Copenhague, con la expectativa de que el planeta se convierta en el gran vencedor en la mesa de discusión. De lo contrario serían gobiernos que no gobiernan para sus gobernados. Días más, días menos, un verdadero suicidio colectivo. Después de todo, se está decidiendo el destino del mundo. La Madre Naturaleza y las nuevas generaciones suplican por nuestra solidaridad y juicio.

José de Paiva Netto, Director Presidente de la Legión de la Buena Voluntad (LBV), es escritor, periodista, conductor de radio, compositor y poeta brasileño. Además, es miembro efectivo de la Asociación Brasileña de Prensa (ABI, siglas en portugués) y de la Asociación Brasileña de Prensa Internacional (ABI-Inter, siglas en portugués). Afiliado a la Federación Nacional de los Periodistas (FENAJ, siglas en portugués), a la International Federation of Journalists (IFJ), al Sindicato de Periodistas Profesionales del Estado de Rio de Janeiro, al Sindicato de Escritores de Rio de Janeiro, al Sindicato de los Profesionales de Radio de Rio de Janeiro y a la Unión Brasileña de Compositores (UBC). Integra también la Academia de Letras de Brasil Central. Es un autor de referencia internacional en la defensa de los derechos humanos y en la conceptualización de las causas de la Ciudadanía y de la Espiritualidad Ecuménicas, que, según él, constituyen “la cuna de los más generosos valores que nacen del Alma, la morada de las emociones y del raciocinio iluminado por la intuición, el ambiente que abarca todo lo que trasciende el campo común de la materia y proviene de la sensibilidad humana sublimada, como ejemplo de la Verdad, de la Justicia, de la Misericordia, de la Ética, de la Honestidad, de la Generosidad, del Amor Fraterno”.