Altruismo: una revolución

Artículo publicado en la revista BUENA VOLUNTAD Desarrollo Sostenible, enviada a las Naciones Unidas en julio de 2015.

Pido permiso para compartir con los distintos lectores algunas líneas inspiradas en el esfuerzo de la Buena Voluntad.

De mi ensayo literario “Sociologia do Universo” (Sociología del Universo), de acuerdo con nuestra creencia en el valor del altruismo, destaco que no es por creer en él, incluso en el área de los negocios, que debamos ser considerados tontos. Tenemos conciencia plena de los obstáculos, también en los campos económico y social, como ejemplo la tragedia de la corrupción, que cualquier comunidad o país necesita valientemente enfrentar y vencer. Al proponer, hace décadas, la Economía de la Solidaridad Espiritual y Humana como Estrategia de Supervivencia, formamos parte de la rigurosa afición de los que desean ver corregidos los muchos errores que perjudican a la sociedad.

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 José Ortega y Gasset

Uno de los más significativos filósofos españoles, José Ortega y Gasset (1883- 1955), viene al encuentro de ese antiguo precepto, al afirmar: “Estado y proyecto de vida, programa de quehacer o conducta humanos, son términos inseparables. Las diferentes clases de Estado nacen de las maneras según las cuales el grupo empresario establezca la colaboración con los otros”.

Cuando más lo amenaza la violencia, el desarrollo de un pueblo no puede prescindir del espíritu filantrópico, por lo tanto humanitario, unido a la justicia íntegra y la gestión competente. Los persas, que seguían la doctrina de Zaratustra (c. 660-583 a. C.), enseñaban: “Aquel que es indiferente al bienestar de los otros no merece ser llamado hombre”.

Deng Xiaoping (1904-1997), que inició en el siglo XX una serie de profundas reformas en China, observó qué se debe evitar hacer cuando se trabaja en pro de la concordia: “Hay personas que critican a los demás para ganar fama, pisando los hombros ajenos para ascender a posiciones clave”.

Por todo esto, lo que justamente sugerimos, fundamentados en Jesús, es la Economía de la Solidaridad Espiritual y Humana, que va más allá de lo que inspiró la economía solidaria estudiada por el ilustre sociólogo Émile Durkheim (1858-1917). Basta recordar que el Divino Maestro, como lo llamaba San Francisco de Asís (1182-1226), advirtió: “Todo cuanto, pues, queréis que los hombres os hagan, así hacéis vosotros también a ellos, porque esta es la Ley y los Profetas (Evangelio, según San Mateo, 7:12)”.

Nelson Mandela

La Economía que preconizamos es holística, por cuanto nos invita a vislumbrar nuestro verdadero origen, el espiritual. Solamente así se producirá la humanización y la espiritualización del Estado, empezando por el propio ser humano, es decir, bajo el baño lustral de la Caridad Ecuménica, que no hace acepción de personas, pues considera que —por encima de etnia, creencia, no creencia, visión política, orientación sexual, edad— estamos frente a seres terrenales y espirituales, que suplican ayuda y comprensión (...).

Muy a propósito, declaró el heroico Nelson Mandela (1918- 2013): “La bondad humana es una llama que puede ser ocultada, pero jamás extinguida”. Las loables iniciativas del Tercer Sector, cuando se emplean adecuadamente, son parte indispensable del buen desarrollo de las comunidades. De esta manera ejercemos, por ejemplo, una excelente práctica social y de Ciudadanía, que debe ser mejor comprendida por todos.

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Herbert de Souza

En este caso, al hablar del Amor Fraterno y Universal, decididamente no queremos situarnos en el reino de los nefelibatas. Sin embargo, tenemos la certeza de que el sentimiento bueno, de generosidad, es el factor primordial para una civilización en que el Espíritu Eterno del ser humano sea el punto fundamental. Sobre esa inteligencia espiritual, se fundamenta la revolución que aún urge concluirse, aquella que se realiza en el Alma de los seres humanos y por ellas se perpetúa. Y ahí entra la educación eficiente, más que esto, la reeducación eficaz. Y esta es imprescindible, en la consolidación de la ciudadanía plena, para el perfecto ejercicio de la autoridad.

Lección del inolvidable sociólogo Herbert de Souza (1935-1997), el Betinho, que debemos recordar: “A partir de la ética es posible formular los cinco principios concretos de la democracia: igualdad, libertad, diversidad, participación y solidaridad; existiendo simultáneamente”.

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Confucio

Muy merecido y justo fue el premio cultural que recibió a fines de 1996, del Parlamento Mundial de la Fraternidad Ecuménica, el ParlaMundi de la LBV, en Brasília, Brasil: la “Orden al Mérito de la Fraternidad Ecuménica”, en la categoría “Solidaridad”. Como escribí en el artículo “Un Ciudadano llamado Solidaridad”: La lucha contra el hambre, en la cual Betinho se convirtió en un importante referente, naturalmente reclama constantes acometidas. (...)

Por lo tanto, pongamos siempre un poco de misericordia, sumada al justo buen sentido común, en nuestra mirada; en las actitudes con el prójimo, conocido o no; en la interacción con el vecino, sea él un individuo o un país. La tan anhelada Paz puede llegar también por este entendimiento.

Sin embargo, es indispensable jamás olvidarnos de esta elocuente reflexión de Confucio (551-479 a. C.): “Páguese la bondad con la bondad, y el mal con la justicia”.

José de Paiva Netto, Director Presidente de la Legión de la Buena Voluntad (LBV), es escritor, periodista, conductor de radio, compositor y poeta brasileño. Además, es miembro efectivo de la Asociación Brasileña de Prensa (ABI, siglas en portugués) y de la Asociación Brasileña de Prensa Internacional (ABI-Inter, siglas en portugués). Afiliado a la Federación Nacional de los Periodistas (FENAJ, siglas en portugués), a la International Federation of Journalists (IFJ), al Sindicato de Periodistas Profesionales del Estado de Rio de Janeiro, al Sindicato de Escritores de Rio de Janeiro, al Sindicato de los Profesionales de Radio de Rio de Janeiro y a la Unión Brasileña de Compositores (UBC). Integra también la Academia de Letras de Brasil Central. Es un autor de referencia internacional en la defensa de los derechos humanos y en la conceptualización de las causas de la Ciudadanía y de la Espiritualidad Ecuménicas, que, según él, constituyen “la cuna de los más generosos valores que nacen del Alma, la morada de las emociones y del raciocinio iluminado por la intuición, el ambiente que abarca todo lo que trasciende el campo común de la materia y proviene de la sensibilidad humana sublimada, como ejemplo de la Verdad, de la Justicia, de la Misericordia, de la Ética, de la Honestidad, de la Generosidad, del Amor Fraterno”.