Jamás desistir del Bien
¡La Esperanza no muere nunca! Esa inspiración vino a mi mente, en el inicio de la década de 1980, al ver en la televisión a un joven que decía haber perdido la fe en el futuro. No me considero un poeta, pero tomé el bolígrafo y osé escribir estos simples y no pretensiosos versos, que después los musicalizó el Director de Orquesta legionario Vanderlei Pereira:
¡La Esperanza no muere nunca!
¡La Esperanza
no muere nunca!
¡Nunca!
¡No muere, no!
Pues, como la vida,
que es eterna,
madre tan fraterna,
¡¿puede morir?!
¡No, no muere
nunca!
¡No muere, no,
la Esperanza en el corazón!
¡La Esperanza es Jesús!
José Santiago Naud
Con certeza, semejante expectativa todavía sostiene los corazones de muchos niños y niñas angolanas. Un diplomático, conocido de mi compañero de ideal ecuménico, José Santiago Naud, co-fundador de la Universidad de Brasília, pudo apreciarlas en su alegría inocente, a pesar de la guerra que ensangrentó a la patria de Agostinho Neto (1922-1979), durante casi treinta años.
Agostinho Neto
— Al regreso de su viaje, el amigo me dijo que en el interior, cerca de Luanda, una vez vio, conmovido, a un grupo de una centena de ellos, cantando en torno de su mal pagado profesor, que danzaba:
— Si yo pudiese, volaba
al encuentro de la paz,
abandonaba esta guerra,
permanecía al lado de la paz.
Gandhi
Libertad y esperanza son dos sentimientos a los que el Ser Humano no puede echar mano. Con todo, debe saber honrar al primero para ser merecedor permanente del segundo.
Nadie aprisiona el espíritu de un hombre libre. Que lo diga Gandhi (1868-1948), que escribió muchas de sus más bellas y decisivas páginas mientras sufría arrestos, en la lucha por la liberación de los hindúes.
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