La Capa de Ozono y los Flagelos del Apocalipsis

Al comentar aquí sobre la capa de ozono del planeta, prometí volver al tema, intrínsecamente ligado a nuestra supervivencia. Y empiezo citando un fragmento del reportaje de la Agencia Estado, firmado por Jamil Chade: “Según la ONU, la agencia espacial americana (NASA) y 300 científicos de todo el mundo, la capa que protege la vida en la Tierra de los niveles nocivos de la radiación ultravioleta cesó de disminuir, pero no empezó a recuperarse. El estudio mostró que los gases que provocaban la pérdida de la capa de ozono fueron sustituidos con éxito. Pero, en su lugar se usan productos que podrán impactar de forma más intensa en los cambios climáticos, si no hay control”.

Nasa

Una alentadora noticia que con seguridad merecerá otros estudios y análisis de los especialistas en el tema. Sigamos los acontecimientos sin perder de vista que aún se necesita hacer mucho para que estemos libres de este tormento.

Los Siete Flagelos y la acción humana

Llamo la atención de mis lectores sobre la similitud del mensaje del Apocalipsis de Jesús, en el Cuarto Flagelo, 16:8 y 9 con el tema en cuestión “El cuarto Ángel derramó su copa sobre el sol, al cual le fue permitido afligir a los hombres con calor y fuego. Los hombres fueron quemados con el intenso calor y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene la autoridad sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria”. Un lenguaje profético de hace casi dos mil años que dice mucho de los tiempos actuales. A pesar del conocimiento que se tiene de los efectos nocivos de una exposición exagerada al sol, existe quien no lo reconoce (que significa "crujir los dientes contra Dios") y se ponga entre los que podrán desarrollar, por ejemplo, cáncer de piel, catarata u otras enfermedades.

Tela: Sátyro Marques (1935-2019)

Avisos del Supremo Creador

Traigo, por oportuno, un fragmento de un pronunciamiento radial que realicé en forma improvisada en 1991, con el análisis de los Siete Flagelos, de la serie “La Institución de los Diáconos”, que presenté en las clases del Apocalipsis de Jesús para los Simples de Corazón:

Reprodução BV

San Pablo

(...) Advirtió un mentor de las Claridades Divinas que — “Si la siembra es libre, la cosecha es obligatoria”. De ahí entendemos el por qué de los Siete Flagelos, citados en los capítulos 15 y 16 del Apocalipsis. Se trata de la vendimia de una siembra irresponsable. San Pablo Apóstol aconsejó, en su Epístola a los Gálatas, 6:7: “No os debéis engañar, de Dios no se burla; pues todo lo que el Hombre siembra, eso mismo habrá de cosechar”.

Tela: Cristóbal García Salmerón (1603-1666)

San Juan Evangelista

Vamos al versículo primero del capítulo 15 de la Revelación de Jesús según San Juan; Los Siete Flagelos: “Y vi en el cielo otro gran y admirable señal, siete Ángeles que tenían los siete últimos flagelos, pues con estos se consumó la Cólera Divina”.

Una señal del cielo es algo muy significativo. Pero San Juan insiste en resaltar que esta otra señal es grande y admirable. Es como para llamarnos la atención al hecho de que no podemos andar distraídos ante lo que nos podrá sobrevenir, pues la manifestación celestial es realmente grandiosa, es admirable sí: nada menos que Siete Ángeles traían los Siete Flagelos, que eran los últimos de la serie de cosas graves —¿por qué no decir terribles?— que nosotros, Seres Humanos, fomentamos durante milenios, tales como los males causados a la capa de ozono, mucho más perjudiciales de lo que puede imaginar la Humanidad desatenta, principalmente los jóvenes, tan esperanzados por el futuro; pero en su mayoría, distraídos de los avisos del Supremo Creador de todos nosotros.

El ejemplo del techo

Para ilustrar esa realidad realmente apocalíptica, creada por los hombres y no por Dios, es como si, livianamente, hubiésemos derrumbado el techo de nuestra casa y expuesto a la familia y a nosotros mismos a la intemperie, en un clima afectado por la irresponsabilidad de seres codiciosos. Solo que el “aguacero” que cae del Cosmos, atravesando el techo abierto en el tope atmosférico de la Tierra, deja pasar cosas peores que la lluvia, aunque sea ácida. Ahí está algo sobre la acción de los Siete Flagelos, provocados por nuestra indolencia, que refuerza la validez de las advertencias divinas contenidas en el Libro de las Profecías Finales. Tenemos ejemplo de esto en la descripción del Séptimo Flagelo, capítulo 16, versículo 21 del Apocalipsis: “También cayó del cielo sobre los hombres un enorme granizo que pesaba cerca de un talento; y por causa del flagelo del granizo, los hombres blasfemaron de Dios, porque su tormento (causado por los propios Seres Humanos) era sumamente grande”.

Por lo tanto, perdiendo el miedo al Apocalipsis y con serenidad, tenemos que develar sus advertencias, mientras hay tiempo, y crear conciencia para defender nuestras vidas, porque la esperanza es infinita. (...)

Inspirado en Cristo, he afirmado: el Ser Humano crece, especialmente cuando es desafiado por los problemas de la existencia. Por esto, también con el pensamiento elevado al Divino Educador, vengo recordándoles a Ustedes que es en los momentos de crisis que se forjan los grandes caracteres y surgen las más poderosas naciones. Cuando estamos integrados en Dios, las dificultades sólo nos hacen crecer. Nos enseñan a luchar con sensatez.

José de Paiva Netto, Director Presidente de la Legión de la Buena Voluntad (LBV), es escritor, periodista, conductor de radio, compositor y poeta brasileño. Además, es miembro efectivo de la Asociación Brasileña de Prensa (ABI, siglas en portugués) y de la Asociación Brasileña de Prensa Internacional (ABI-Inter, siglas en portugués). Afiliado a la Federación Nacional de los Periodistas (FENAJ, siglas en portugués), a la International Federation of Journalists (IFJ), al Sindicato de Periodistas Profesionales del Estado de Rio de Janeiro, al Sindicato de Escritores de Rio de Janeiro, al Sindicato de los Profesionales de Radio de Rio de Janeiro y a la Unión Brasileña de Compositores (UBC). Integra también la Academia de Letras de Brasil Central. Es un autor de referencia internacional en la defensa de los derechos humanos y en la conceptualización de las causas de la Ciudadanía y de la Espiritualidad Ecuménicas, que, según él, constituyen “la cuna de los más generosos valores que nacen del Alma, la morada de las emociones y del raciocinio iluminado por la intuición, el ambiente que abarca todo lo que trasciende el campo común de la materia y proviene de la sensibilidad humana sublimada, como ejemplo de la Verdad, de la Justicia, de la Misericordia, de la Ética, de la Honestidad, de la Generosidad, del Amor Fraterno”.